A este chupito invito yo

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31/3/13

Cada carta es una de las mentiras que nos dijimos.


Te escribí 25 cartas. Ni una más ni una menos. Y cada una de ellas eran la sombra de lo que fue la curva de tu sonrisa cuando me sonreías. Casi puedo revivir nuestro último encuentro en cada punto suspensivo que te dedico.  Las escribo con tanta desesperación que mis palabras parecen gritarle a tu ausencia que vuelvas, como si por el hecho de meterlas en un sobre hicieran que tuviera más valor que cuando están desnudas en una simple hoja. Las arropo con esa marca del beso que siempre te debí y se me olvidó regalarte y las acuno con esa canción que era tan nuestra cuando las peleas se solucionaban a carcajadas. Las releí tantas veces antes de mandártelas que algunas parecen arrugarse como lo hacía tu frente cuando te enfadabas. Parece que mis manos sólo son capaces de escribirte que no quiero verte y una parte de mi odia que sepas leerme entre tantas mentiras y deduzcas que sigues  matándome cada vez que creo reconocerte cuando voy distraída. Y no te creas que siguen guardadas en mi último cajón olvidadas como están ahora las promesas que nos hicimos. Todas y cada una de ellas fueron metidas en ese buzón que parece tragarse las ganas que te tengo cada vez que deslizo una por su rejilla. Sin embargo, nunca soy capaz de poner tu dirección. Siempre que lo intento me tiemblan tanto las manos que al final solo queda un feo borrón tal y como acabó nuestra historia. Llámalo miedo. Llámalo vanidad.

1 comentario:

  1. Esta entrada es impresionante. Es una de las mejores que he leído en mucho tiempo. Tiene frases que ponen la piel de gallina... en serio. Gracias por pasarte por mi blog y comentarme.
    Sigue escribiendo como lo haces.

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