3/3/13
Título de la entrada
Tus besos sabían a Whisky y a despedida y me aferré a ellos
como si de un salvavidas se tratasen. Fui capaz de descifrar el discurso que tus caricias iban dejando en mi espalda
como si de braille fuese. Nunca se te dio bien las palabras y yo nunca fui capaz
de explicarme de otra manera que no fuera a través de ellas. Memoricé cada una de las coordenadas que arañé en tu
piel con el fin de encontrarte si algún día me sentía perdida. Cada poro de
tu piel parecía decirme adiós, y desesperada intentaba quitarme en cada beso
que te daba un poco de la ausencia que ya empezaba a notar teniéndote a
centímetros de mí. Quise decirte tantas cosas que solo fui capaz de recorrer
cada uno de tus lunares con el fin de dibujarte mis miedos allí para mantenerme
a salvo. Por cada suspiro, hice una lista de las mil y una vez que me habías
dicho que me necesitabas y por cada
susurro fui tachándolas una a una porque a tu lado olvidarte me parecía más
fácil. En cada te quiero, borré cada recuerdo que conseguía sacarme una sonrisa
y con la piel de gallina conseguí borrar las huellas que ibas dejando a tu
paso. Me deshice de tu sonrisa a
mordiscos y de tu risa con gemidos. Con el humo del cigarro eliminé tu olor que
me perseguía allá donde fuese y con la cerveza el mal sabor que me estaba dejando tu partida.
Con el te odio después de un último recuerdo,
dejé de quererte.
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