Imploró silenciosamente que no se le pinchase ningún neumático, hoy no.
Puede que
fuera por el hecho de que sus problemas parecían más pequeños y sus metas aún más
grandes, que los papeles habían cambiado.
Parece ser que la tragicomedia de su vida no tenía sentido si solo estaba ella
y estaba harta de hundirse por alguien que
solía elevarse por cada lágrima que soltaba
Y, dado que habían sido demasiadas, no le extrañaba que se encontrase en la cima.
No pensaba comerse el mundo porque, para empezar, siempre le pareció una
expresión demasiado brusca y, teniendo en cuenta que es vegetariana, no iba
mucho con su estilo
Menos cuando se trataba de su piel, entonces la cosa cambiaba.
Además comerse el mundo no tenía
nada de gratificante si luego al poco tiempo te ibas a encontrar agachada en el váter vomitando todo lo que en
su día decidiste zamparte
Suele pasar cuando actúas de una manera demasiado ambiciosa y, hablando de vicios, su espalda era uno de los que parecía no querer olvidarse.
Iba a quemarlo, que por cada paso que diese surgiesen brasas
para así demostrar que estaba viva y que no iba a dudar en cometer alguna
locura o ilegalidad si así conseguía eliminar ese pequeño vacío que sentía
desde que sabía que no era feliz
Estaba segura de que él, como persona egocéntrica que era, se atribuiría el mérito aunque no lo tuviese.
Salió de casa con la cabeza bien alta y esa melodía que parecía
indicarle que todo iba a su favor y decidió que para empezar su propósito,
debería enterrar las cenizas del pasado para poder crear su propia fogata en el
futuro.
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