A este chupito invito yo

Síguenos en Twitter

8/3/13

¡Cómo no voy a quererla!

(...)¡Y cómo no voy a quererla si parece que siempre está perdida! Pobre de aquel que se piense que puede retenerla a su lado, puesto que cuanto más parece entregarse a ti, más murallas construye entre su corazón y el tuyo. Me río del que soñó alguna vez tenerla más de las noches que ella quisiera, cuando todos sabemos que ella es dueña del viento y por eso parece que siempre va dando tumbos sin molestarse en ver a quién derriba por el camino. O quién intenta aferrarse a ella sabiendo que, cuando quiera largarse, se irá escurriéndose entre sus manos sin el menor de los esfuerzos. Que toda ella es como un soplo de aire fresco y cuando te logras acostumbrar al vértigo de su mirada y a sus peligrosas curvas se va como si de un suspiro se tratase. Y no vuelve, nunca lo hace. Anda que parece que va rompiendo corazones por donde camina y sé que su sonrisa ha producido más de un pensamiento indecente allá donde quiera mirar. Si llegas a tener el tiempo suficiente para conocerla te das cuenta de que en realidad no es más que una pobre chica que no quiere que le salven y que en vez de querer encontrarse en alguien busca perderse en bares diferentes cada vez que su corazón le hace una señal de estar reconstruyéndose. Una vez entre caladas me aseguró que ella no nació para ser feliz con alguien, que no puede evitar ser un terremoto allí donde decide quedarse. Un terremoto que parece que arde, si me dejáis decirlo, porque a la par que te consume logra que ardas en el deseo de tenerla siempre tumbada en tu cama. Cada poro de su piel desprende sensualidad y tiene ese movimiento de caderas que hace que más de uno pierda la jodida cabeza por encontrarse entre sus piernas.

¡Cómo no voy a buscarla entre la gente, si nunca se despide! Siempre deja la marca de sus labios en el cristal del baño y he llegado a entender que, dependiendo de su estado de ánimo su carmín es de un tono u otro. Incluso soy capaz de descifrarlo de tantas noches que he intentado que no se marchara y poder verla al despertar aunque fuera una sola vez en mi corta vida.

¡Cómo no voy a necesitarla, si espera a que me duerma para irse dándome a entender que no es dueña de nadie! Como si supiera que cuanto más inalcanzable sea más quiero recorrer ese cuerpo que hace que con sólo verlo me entre el vértigo (y eso que siempre fui un buen amigo de las alturas).

 ¡Cómo no voy a intentar salvarla de ella misma! Si toda ella parece gritarme que necesita de unos abrazos que la sostengan.

 ¡Cómo voy a intentar olvidarla! Si cada noche que me entrega es perfecta y cada vez que me llama la esperanza de tenerla conmigo por la mañana crece cada día.

1 comentario:

  1. ¿Y cómo no voy a quererte yo a ti? jajaja Puta que bien escribes :) Ya sabes, sublime <3

    ResponderEliminar