A este chupito invito yo

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7/6/13

Te cambio este "lo siento" por ese punto y aparte.

Traficaba con palabras porque creía entender en ellas la razón de las personas. Esnifaba cada punto y aparte que no le convenía y se colocaba con esas comas que separan palabras que (a su juicio) nunca debían estarlo. Vendía las promesas a cambio de un poco de irrealidad y aseguraba que valía la pena perder unas pocas ilusiones por soñar despierta un par de minutos. Y aquí está ahora, en quiebra porque no puede comerse el mundo como ella quiso siempre. Rogando por vender ese punto y final que parece estar inscrito en su piel, deseando poder seguir su historia. Empapada de desolaciones buscando un vendedor que se apiade de su maltrecho corazón y le venda un par de ¿y  por qué no? para intentarlo una vez más. Pero incluso ella sabe que ese negocio no es tan fácil como aparenta, que son demasiado fáciles de robar y que pueden destruir aquello que tocan. Lo sabe porque, sin darse cuenta, se fue rompiendo poco a poco al intentar sobrevivir a base de frases ajenas. Llegó un momento que poco importaba el lenguaje de éstas, si conseguían tranquilizarla y reconstruirla un poco aunque fuera aparentemente. Incluso rogaba por un par de paréntesis que le aclarasen por qué cuánto más se alimentaba de ellas más hambre tenía. Tiene su gracia, sin embargo, porque antes ansiaba poseer cada una de ellas y ahora solo busca el silencio para intentar empezar de cero. Y lo que no comprende o no quiere entender, pobre chiquilla, es que el silencio destroza mucho más que todos esos términos de los que intenta huir.

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