A este chupito invito yo

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26/5/13

Que nunca nos falte el odiarnos en momentos determinados.

Una vez, un tanto perturbado por culpa de tus piernas, busqué el significado de la palabra paraíso. Su definición era tan absurda que  me dejó con un mal sabor de boca al igual que algo irritado al no encontrarse entre sus sinónimos tu cintura. Y decía así:

<<Paraíso: en el Antiguo Testamento, jardín de las delicias donde Dios colocó a Adán y Eva.>>

Sin duda alguna, era la definición más cutre e incorrecta que había leído nunca y, muy poco satisfecho, seguí buscando:

<<Paraíso: sitio o lugar muy ameno. >>

Desistí casi al instante al comprender que, al parecer, tenía una idea muy diferente de aquella palabra que parecía llevar tu nombre adherida cada vez que pensaba en ella. Joder, puede ser por culpa de tu sonrisa, o de esa falda tan corta que llevabas esta mañana, pero la idea de escribir una carta a la RAE llamándolos ineptos parecía crecer por cada movimiento que hacías. Que el paraíso eres , ya estés dormida o despierta. Es cuando dices mi nombre. Cuando jadeas, cada vez que me arañas la piel y me dices que te haga el amor una vez más. Cuando me dices que soy un jodido imbécil pero aún así me miras, y que quieres que te diga, puedes odiarme de las mil maneras que quieras si después de todo, tus ojos vuelven a fijarse en los míos. Es tu enfado y tu grito. Tu cama. Tus lágrimas. Cada lunar, cada movimiento o cada jodida palabra que me dedicas. Y seguramente será culpa mía, que me vuelves loco incluso cuando vas distraída aunque interiormente agradezca cada día la ignorancia de aquellas personas que parecen no ver en ti la salvación que tanto parecen ansiar buscar en otras personas. O más bien, entre otras piernas. O en vasos perdidos en un bar al igual que estaba yo antes de volver a olvidarme (aunque esta vez merezca la pena no encontrar la salida). ¿Quién querría encontrarse pudiendo estar extraviado en cada una de tus curvas? ¿Te acuerdas aquella vez que, mirando tu espalda, susurré algo que nunca llegaste a oír? Dije: en esa curva me maté yo.
Y, joder, que alguien sea capaz de decirme una forma mejor de morir que ésta, si cada vez que te paseas en bragas consigues resucitarme incluso antes de saber que había vuelto a morirme.
Bendita guerra continua, entre mi supervivencia y tus caderas, cariño.

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho :)
    Aunque abusas un poco de las palabrotas, jajaja. ya sé que cada cosa tiene su registro, pero ten cuidado, pueden hacer parecer vulgar una cosa muy buena :)
    En la última frase, no sé si querías poner continua o no lo he entendido muy bien yo. Espero que no te moleste esto que te digo.
    Sigo manteniendo que me ha encantado la entrada :)
    un beso

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