A este chupito invito yo

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27/4/13

Parece que mi conciencia juega en mi contra una vez más.

Mírate, ahí parada sin hacer nada viendo como se te escapa la oportunidad que tenías agarrada entre tus manos como si fuera agua. Ves, sientes y no te mueves. Ni siquiera eres capaz de decir una absurda palabra para intentar arreglar eso que ni siquiera sabías que estaba roto...siempre tan despistada. Como su mano cuando acariciaba tu espalda mientras te hablaba al oído. Duele ¿eh? Lo noto por cómo tensas los músculos aún intentando no demostrar nada. ¡Cuánto puede decir el cuerpo si uno está atento! A veces eres tan trasparente que te vuelves hasta predecible. ¿Y esa mueca a qué viene? ¿De verdad esperas que deje de decirte esto que ambas sabemos perfectamente? Deberías ser honesta por una vez en tu vida y admitir que estás tan desorientada que ni siquiera sabes lo que quieres.
Qué gracia tiene, que intentes hacerme callar cuando soy tu lado más realista diciéndote aquello que no quieres oír. ¿Te acabas de tapar los oídos? Eso es bastante infantil ¿sabes? Y tiene su gracia.

Podrás taparte los oídos tanto como quieras. Cerrar los ojos hasta cansarte y mandarme callar hasta quedarte afónica, que nada va a pararme. Parece que no comprendes que, a la voz de tu conciencia (¿o tal vez la tus remordimientos?) no hay quien la silencie.

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