A este chupito invito yo

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23/4/13

Nunca es tarde para decir gracias.

A día de hoy, justo a esta hora que marca el reloj que, impaciente, me incita a contar las horas que quedan para disfrutar un poco más, puedo decir que estaba equivocada. Que la fórmula de la felicidad no era aquella por la que tanto ansiaba conjugar, sino que es una bien distinta. Aquella ecuación vino a mí hoy en el momento adecuado pero tal vez en el sitio no tan correcto como debería: la felicidad se basa en demasiadas cervezas como para llevar la cuenta y un par de amigas que, de tanto sonreírte, parece que van a tener agujetas.

Puedo decir que la canción que parecía consumirme anteriormente, ahora hace que renazca de las cenizas si son cantadas a voz tan alta que lastima los oídos si se trata de una de ellas. Hablo de las que se ríen de mi caída y la repiten una y otra vez hasta volverla tan absurda que incluso yo misma soy capaz de entender que en vez de ese abismo que yo creí ver, no es más que una grieta con la que tropecé.

Hablo de corazones que se sanan sin la necesidad de los brazos de otra persona, hablo de esas amigas que parecen estar justo en el momento que parece inadecuado y, sin embargo, es el más certero.

Hablo de la mezcla de humo y risas, de esos bailes que parecen agrandarte de tal manera que te hacen parecer insignificante y, aun así, están ahí para recordarte que si unos pies no sufren no existe fiesta que valga.

Hablo de desgarrar la voz cantando, de reír hasta acabar llorando y memorizar esa canción que parece darte punzadas donde esperabas no sentir nada y que,si es junto a ellas, mitigan el dolor de tal manera que parece tan absurdo, tan estúpido que no puedes evitar llamarte tonta.

Hablo de volar tan alto que eres incapaz de ver el suelo. Hablo de sentirte tan libre, que no importa quien venga a intentar arrasar con todo lo que tengas, porque sabes que formarán ese muro que apareció en tu corazón nada más empezar la primera lágrima.

De felicidad estoy hablando, y no de esa que tiene fecha de caducidad. Que va. Hablo de sentirte invencible.

No espero que lo entiendas, sé perfectamente que pocos pueden tener el amor que siento por ellas.

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