A este chupito invito yo

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16/6/13

Un regalo por cada estación.

Está olvidada. Cuenta sus errores al final del día y suspira creyendo que su aliento podrá barrerlo como las palabras que siempre calla y regala a aquellos grillos que le dedican canciones todas las noches de insomnio. Se adueña de los silencios que los demás desperdician y ha creado su propio reino entre las 2 y 3 de la madrugada. Nunca sigue un patrón a la hora de ser sincera con ella misma. Le encantaría cortar la tela que envuelve sus bonitos ojos y hacerle un vestido ajustado a su conciencia. Qué menos que esté preciosa, si tiene como trabajo perseguirla incluso cuando decide esconderse de ella. Utiliza las mismas tijeras con las que cortó ese vicio que eran las causas perdidas y usa el hilo que en su día le prestaron para atar promesas que nunca llegaron a cumplirse. Y aunque sabe que debería utilizar el dedal para dejar de dañarse, nunca llega a ponérselo porque sabe de primera mano que poco importa las barreras o corazas que te construyas si alguien está dispuesto a destruirte.

Tiene un pequeño armario solo para ella. En las noches frías de invierno, la viste con tonos cálidos ya que no tiene su abrazo para resguardarla. En primavera le deja su pintalabios rojo para que vaya a juego con la sangre que le arde cuando recuerda el roce de su piel. Y en otoño le presta la lluvia para lavarle la tristeza que la acompaña los días grises. Hoy, sin embargo, a pleno verano, le ha diseñado un traje negro.

Está de luto.

Llora por esos labios apagados de no recibir besos y cortados por los comentarios afilados que se guardó. Solloza la muerte de las ganas desvanecidas cansadas de esperar su retorno y por todas aquellas veces que decidió cambiar y se estancó una vez más entre los pliegues de su propia falda. Lamenta el rizo de dudas que ningún peine pudo desvanecer y siente lástima por aquellas noches que intentó disfrazarse para jugar al cuento de "érase una vez una vida ficticia que destronó a la realidad" cada vez que, en vez de resolver un problema cerraba los ojos y lo hacía desaparecer.

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