A este chupito invito yo

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3/6/13

De amores y otras necesidades.

Que qué es el amor, me preguntó mi hermana pequeña. Me pidió que le explicara por qué escribía tanto y porqué sonreía al terminar si a veces solamente hablaba de cosas tristes. Y en su inocente respuesta entendí que, mientras yo le había leído en voz alta algo que para mí no tenía ese trasfondo, ella había sido capaz de verme como casi nadie había conseguido. Le comenté que escribía porque no sabía hablar,

(-¿y entonces que estás haciendo ahora mismo?
-Callar.)

y que al igual que otras personas conseguían tranquilizarse o desahogarse haciendo ejercicio o comiendo, yo solamente escribía

(-¿y todo el mundo puede hacerlo?
-Por supuesto, solamente hace falta sentir algo que quieras reprimir para no decirlo en voz alta o que quieras soltar porque se ha vuelto demasiado grande.
-¿La imaginación no cuenta?
-Cierto, y un poco de desamor nunca viene mal.)

Le hablé de sentirse un poco menos vacía por cada espacio que pulsaba y el alivio que experimentaba al terminar sin saber qué acababa de camuflar entre mis palabras exactamente. De palabras que pueden erizar la piel o hacerte llorar y de puntos y aparte que creen ser puntos y seguidos. De comas cuando lo mejor sería un punto y de aquella manía con poner puntos suspensivos cuando solamente era necesario un par de paréntesis para aclarar.

(-¿de qué estás hablando ahora?
-De las cosas que terminan aún sin haber empezado y de las que tienen segundas partes cuando lo que necesitaban era un final)

¡Y sobre el amor! Sólo pude decirle que todos hablamos de él y escribimos en su nombre sin saber si quiera qué es exactamente. Le dije que amor eran sus besos de buenas noches, la preocupación de una madre, el abrazo de unas amigas. 

(-¿Cuidar del hámster también es amor?
-Por supuesto)

Le intenté transmitir que no solamente tener una pareja o una familia era amor, que abarcaba mucho más de lo que parecía y que cualquier cosa podía serlo si transmitía algo de ternura o felicidad en aquellas personas que lo veían/tocaban/sentían.

(-Eso es un poco paz y amor.
-No creas, también hay amor en un corazón roto o en las sonrisas vacías.)

Le hablé de los libros y películas que te hacían transmitir sentimientos e ilusiones aun sabiendo de primera mano que nada ocurre como hacen vernos en ellas. De canciones que eran capaces de describirte incluso cuando tú no tenías idea de lo que te ocurría y de textos que parecían estar dedicados hacia tu persona de completos desconocidos.
(-¿Las personas que son malas pueden sentir amor?
-Algunas personas creen que no son capaces
-Y tú... ¿qué piensas?
-Yo creo que el amor no es siempre felicidad, que las personas malas sienten un amor destructivo: que en vez de arreglar las destruye, que en vez de dar felicidad, te hunde. Puede que a lo mejor, tengan una forma distinta de amar algo o a alguien que a nuestros ojos es incorrecta, pero no significa que no sientan.)
-Sigo sin entender muy bien qué es el amor.)

Le sonreí le di un beso y antes de apagar la luz me levanté y le respondí:

(-Por eso es por lo que todos quieren hablar de él, las personas intentamos hacernos dueñas de aquello que no comprendemos para sentirnos más seguros.)

Por supuesto, ella no entendió mucho de lo que hablamos esa noche ni yo misma entendí muy bien lo que intentaba explicarle. A día de hoy todavía busco la respuesta correcta a su pregunta para saciar su curiosidad... y la mía propia.



2 comentarios:

  1. Ay, ¿pero qué haría el mundo sin los niños? :')
    una entrada preciosa (como todas)
    xoxo

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    Respuestas
    1. La verdad es que su inocencia es muy adorable (sobre todo mi hermana que tiene un arte cuando quiere...) muchas graciaas! un beso

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