Hoy ni el café pudo mantenerla fuera de sus recuerdos y su
paciencia se esfumó como el cigarro que ahora mismo está fumando. Parece que no
fue de su agrado despertarse enredada entre sábanas sola, como empieza a ser costumbre. Hoy nada le agrada, ni siquiera es
capaz de soportar su canción favorita que se escucha desde la radio como si de
un regalo matutino se tratase. Hoy está envuelta en vicios del pasado, cuando
todo era más complicado y era más él que ella. Parece que no aprende, se viste
con ese jersey que de tanto usarlo dejó de oler a lo que ella tanto ansía hoy ver.
Y suspira, mira a la ventana pensando que, para variar, otro domingo pasa y
ella sigue estancada en el mismo sitio. Y aunque no se oye nada más que la
lluvia golpeando contra su ventana, su cabeza está llena de ese murmullo que se
convirtió su conciencia recordándole lo que tuvo y que no volvió a ser. Parece
que se ha vuelto su pequeño ritual de domingos: suspira, se sienta en el sofá y
pone esa película que tanto le gusta porque sabe que él no la soporta. Y
mientras el tiempo pasa, ella se dedica a repetirse constantemente que llegará
un momento que no tendrá que hacer nada de esto
porque no será necesario. Mientras tanto, parece buscar entre frases la
respuesta a todas sus preguntas, entre escenas entender cada uno de sus porqués.
No hay comentarios:
Publicar un comentario