A este chupito invito yo

Síguenos en Twitter

2/9/13

Que hasta el milímetro se vuelve kilómetro si no me besas.

Todo empezó una mañana
que al despertar me encontré a centímetros de ti.
Desde entonces no sé si muero constantemente
o por primera vez estoy viviendo.
Lo único que tengo claro
es que hasta durmiendo consigues
que me falte el aire
y me pregunte
si todos los versos que te escribí anoche
seguirán vivos en tu espalda
o habrán decidido suicidarse
en la curva de tu cuello,
o en la sonrisa que me dedicas al despertarte
-que, siendo sincera, me parece la mejor opción posible-
Qué bonita y tentadora pones la muerte cariño,
si es en uno de tus hoyuelos.
Tanto, que hace que me pregunte, si en realidad
en vez de quererte, me gusta más
matarme en cada espacio posible
entre tu cuerpo y el mío.

Debería decir a estas alturas,
mientras controlo el vértigo a sentir demasiado,
que la distancia rompe más que une.
Pero estaría mintiéndote.
Y es que no hay nada más placentero,
que tener la posibilidad de quebrarla
cada vez que queremos,
y hacer de ella un juego
para ver quien dura más sin el otro,
que poco importa quien gane o pierda,
porque el final siempre es el mismo.
Y qué bonita es la vista
mientras me (des)vistes tan rápido
que no me da tiempo ni a susurrar tu nombre
tan fácil, como es para mí escribirte
-sobre todo si estás dormido-

No sé si eres consciente,
de que eres culpable
de mis días sin inspiración
cuando todo parece demasiado
como para poder expresarlo
cuando, en vez de escribírtelo
decido hacértelo,
y tú, lejos de darte cuenta
de lo que eres capaz de crearme,
sonríes inocente
sin saber que un día cualquiera
podrías robarme los derechos
de cada palabra escrita aquí
porque eran tuyas,
antes incluso de escribirlas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario