A este chupito invito yo

Síguenos en Twitter

4/9/13

Malas noches para ti también.

Me encantaría poder decirte que no me acuerdo de aquella mañana que me dejaste caer y contemplaste como me hundía, casi con satisfacción. Pero estaría siendo tan deshonesta contigo (y más aún conmigo misma) que no sería capaz de evitar reflejar mi disgusto al mirarte. 
No sería la primera vez.
Debería decir que estoy más que acostumbrada a tus idas y venidas en mi vida, pero parece que no acabo de acostumbrarme a saber que no soy más que un juguete que uno es incapaz de tirar por si alguna vez te apetece cogerlo y distraerte un rato. Tal vez debería comprarte un billete, para no tener excusas para marcharte-o hacer que me largue sin mirarte-.

Y yo, que me digo que esta vez es la última, y que no me harás daño nunca más, me dejo coger esperando que esta vez me trates con más cuidado. O que me compres un bonito vestido.

Pero los hábitos no cambian y tus actitudes tampoco. Quien diría que bajo esa sonrisa tan bonita, se esconde una lengua tan afilada  que consigue partirme en pedazos cada vez que se le antoja. O cuando no sabes quererme.

Que arrogante se te ve mientras me ves llorar, creyendo que no tiene que ver contigo. Pero qué poco entiendes de todo, si ni siquiera intentas conocerme realmente. Me lees, como creyendo que así la distancia existente va a esfumarse sin llegar a comprenderme. Luego intentas compensar las ilusiones y promesas que sueles romperme, y hasta en eso (me)  fallas.

No creas que no dueles cada instante que te recuerdo, creo que me ahogo mientras te escribo. Sobre todo cuando no soy capaz de hablarte, porque hay tanto que no sabes que no merece la pena ni empezar a decírtelo. Como todos los abrazos que nos damos, los cuídate que nos repetimos y los recuerdos que nos mandamos cada vez que vienes. Tan vacíos y huecos que serían mi lugar perfecto para esconderme cuando las cosas fueran mal. Seguro que no serías capaz de encontrarme.

Y que alguien se atreva a decirme que lo peor es morir de amor, que me reiré largo y tendido de su inocencia. Mucho peor es morir de decepción. O de esperanza y quedarte esperando tanto que bien podría colarse el invierno por la ventana un día de estos.

Aun así cada vez que quieres entrar en mi vida  te abro la puerta-que no se pierda la costumbre de las infinitas oportunidades- y siempre me pregunto ¿cómo me hará sangrar esta vez? Y créeme, siempre consigues sorprenderme.

2 comentarios:

  1. Cada palabra es como si yo lo hubiera escrito, pero se vuelve aún más escalofriante al comprender que fuiste tú la que lo escribiste a pesar de que no me conoces. Eso quiere decir que por ahí hay más de uno, y que yo no soy la única que lo ha vivido.

    Gran entrada ♥

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo mejor que te puede pasar al escribir algo, es que la persona que lo lea se vea reflejada. Así que muchas gracias :)

      Eliminar