A este chupito invito yo

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4/1/14

Las palabras que inventé porque nunca llegué a oírlas.

Verás, creo que me estoy volviendo cuerda.
Porque el único sentido que me encuentro,
es estar atado a ti,
aun provocándote magulladuras que luego intento
con desesperación,
curarte a besos.
Aun desintegrándome de tanto apretarte
para que no te marches
cuando prometes que vas a quedarte.
Que hace tiempo que dejé de estar loco.
Eres lo más cuerdo que he abrazado mientras dormía.

Verás, es complicado explicarte
que por más que intentes aflojarme
para no quebrarme y no romperte tu en el camino,
es ese intento absurdo de protegerme
lo que hace que no haya día que no agradezca
ser la soga de tu cuello.
Que podría matarme, tal vez,
pero tu manera de abrazar el suicidio
es lo que me mantiene vivo.

Que es ese afán en apostar por lo nuestro
aun teniendo las explicaciones suficientes para prenderme fuego,
lo que hace que me calme,
te mire y entienda,
que quien habló de libertad sin hablar de sentirse cuerda
nunca quiso hasta partirse el pecho.
Como haces tú, cada vez que me sonríes y no lo merezco.
O cuando te enfadas hasta rasgar la estupidez y sin embargo te beso.
Que si yo soy cuerda tú eres las tijeras.
Las cuerdas atan,
pero yo nunca te he sentido más libre.

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