A este chupito invito yo

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9/12/13

Me matas a la par que me revives.

A veces se me olvida que podrías parar mi tiempo si quisieras.
Entonces te vuelvo a ver y recuerdo porque las estaciones nunca me habían parecido tan llenas de vida como ahora, que más que despedidas me escriben reencuentros.
A cada paso que doy, cada prisa que llevo.
Incluso se me antoja extraño hablarte de amor pudiendo hacértelo-en versos, besos, vidas-.
Que más certero me parece hablar de las veces que soy capaz de echarte de menos a lo largo del día, recordándome que la distancia no es más que mi excusa para quererte más cada día.
Nada de kilómetros que separan, sino motivos para volver a verse.
Aunque a veces caigo en el olvido y acepto- aún teniendo dudas que callo- que parece normal que la distancia este acabando con nosotros.
Y cómo no voy a pensarlo un día malo, si su sinónimo más común es desamor. O frialdad.
Cuando debería hablarse de los nervios los días previos a tenerte delante mía.
Pero en cierto modo es culpa mía, por aceptar aquello de personas que nos (des)conocen.
Con qué facilidad una acepta las malas noticias, incluso cuando vienen de bocas que no saben ni de lo que hablan.
Y qué complicado es recibir una buena sin llegar a destruirla por los tiempos que corren de deshonestidad.
Por eso debería ser sincera conmigo misma y así decirte que si no he sido capaz de escribirte algo más como tú bonito es porque prefiero demostrártelo (hasta cuando creas no merecerlo)
Podría escribir a cualquiera,
sin embargo eres tú quien rellena el hueco existente entre los espacios de las palabras que me salvan.
Y no encontraría mejor manera de condenarme a ser rescatada continuamente si es contigo.



1 comentario:

  1. Sí, podríamos escribir a cualquiera pero -tal cual- no valdría la pena.

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