Me disparó cuando había mucho ruido,
pero yo solo oía silencio
a pesar de ser ausencia.
Tus ojos estaban ahí, intrusos
queriendo llenarlo todo.
Me convertí en bala,
porque herida fui tantas veces
que cicatrizo antes incluso
de entender que estoy
perdida
Buscando el centro de la diana
aun sabiendo que nunca se me dio bien
acertar a ojo
y menos a corazón abierto.
Lo cierto es que aun se puede
escuchar el chasquido
y si te tapas ambos oídos
y cierras los ojos muy fuerte
puedes sentir como el aire
se corta
en la exhalada que fue el suspiro que diste
y del que yo tomé parte
convirtiéndome en disparo
más que en objetivo.
Podría haber sido yo
pero preferí que fueran otros.
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