o un beso.
Dame lo que quieras, pero hazlo.
Ahora o más tarde
tomate el tiempo que creas necesario
pero no me dejes atrás,
eso nunca.
Creo que ya es hora de decirlo:
puedes venir cuando quieras
siempre y cuando quieras irte luego.
Y así hasta mezclar tanto las idas y venidas
que nunca sabré cuando es una despedida
y todo serán alegrías cuando vuelva a cruzarme contigo.
¿Sabes?
El día menos pensado empezaré a sentir de más
y a ver como solucionaremos esto
si solo querré salir corriendo
y tú estarás cansado de tanto irte.
Me encontrarías cuando girase a la izquierda
y me dirías que ya es tarde para planear una huida
que siempre sabrás encontrarme
incluso cuando menos quieras verme.
O, tal vez, podrías cansarte
decirme que andas mareado
de dar tantas vueltas en mi cabeza
que estás harto de intentar entenderme.
Te marcharías
y yo me quedaría mirando la puerta
esperando en cualquier momento
cruzarme con tu sonrisa una vez más.
Pero sería demasiado tarde.
Creo que voy a comprarme un reloj tan grande que no podré evitar llegar pronto,
tal vez incluso llegue a tiempo.
Y me quede.
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